Mis dos minutos grinch

Los minutos para el desahogo son importantes, y es que cada día la vida nos brinda dos minutos para hacer funcionar la válvula de escape de nuestras mentes, estrés, enojos y frustraciones, o lo que se nos haya acumulado en el carrito de compras de la tienda virtual que existe en nuestra cabeza.

En estos tiempos donde los Milenians parecen dirigir el destino de la humanidad, al menos en cuanto a lo que redes sociales se refiere, la información viaja a velocidades inimaginables, saturando rápidamente nuestros ordenadores, y no me refiero a nuestras pc o dispositivos móviles, sino a la capacidad que como personas tenemos para asimilar información, analizarla, comprenderla, entenderla, en fin, como quien dice, de poder digerirla adecuadamente so pena de sufrir un mal del puerco digital. Desde recibir la foto de lo que tu Tía Filomena desayunó el día de ayer y que gustosamente publicó en su perfil de facebook al mismo tiempo que tu tratas de colocar tu foto aplicando el último filtro surgido en instagram, al mismo tiempo que tratas de entender los últimos pormenores de la política mundial (ya que eres seguir en twitter de realDonalTrump), nuestra mente va de un lugar a otro, tratando de comprender todo lo que pasa, menos lo que en realidad pasa frente a ti. El mundo real gira a una velocidad diferente al mundo digital, y con el paso del tiempo, al menos en opinión de un servidor, nuestro tiempo en el universo donde las calles no están formadas por textos interminables, cada día se rige más en virtud de la agenda que nos marcan nuestra existencia virtual en la marejada de redes sociales. En el mundo real, los estados de ánimo no vienen acompañados de emoticones o pulgares arriba, no existen etiquetas que caminen a la par de las personas (aunque ya hay quienes buscan ver el mundo de ese modo a través del uso de la realidad aumentada), y sobretodo, las relaciones personales tardan mucho más tiempo en gestarse que el que se emplea para dar click en un botón que te otorgará como recompensa un nuevo integrante a tu larga lista de 4500 "amigos". Creo en la vida, al menos en la mía, hacen falta más minutos grinch en donde tu enojo viva un momento en tu interior, para que asimiles de mejor modo esa sensación, reflexiones sobre lo que te ha pasado, pienses cada idea que circula por tu mente y con ello pueda expresar correctamente lo que sientes, en lugar de solamente escribir a diestra y siniestra tu coraje a través de una red social, culminando tu sapiencia con una carita enfadada y un símbolo hashtag de moda. Es necesario comprender que facebook no es tu psicólogo personal. Que twitter no es tu oficina privada de comunicación social. Que la vida no es tan bella como se mira en instagram y que los mejores momentos de tu vida no viven con pines, sino en la belleza de tu memoria. Es necesario saber que tus enojos, tristezas y asombros no pueden limitarse a la redondes de una cara hecha en base a un icono png. Hoy he estado enojado, pero creo que en lugar de culpar a los poderes fácticos del mal gobierno por facebook, o de trollear el perfil del pobre de Warren Beatty cuando en realidad fue Faye Dunaway la que dijo La La Land , me daré tiempo de tener dos minutos para estar grinch, en compañia de un amigo al que pueda estrechar la mano, de comer ese postre que he visto muchas veces solo en fotos, y desinstalaré la app para crackear el wifi de cuanto lugar visito. En la vida no necesitas de cables para conectarse a los demás.